No hables mucho de Dios.
Habla mejor con el ejemplo
de tu compromiso por la paz,
la justicia, la libertad, la
fraternidad,
la felicidad, el amor…
Entonces sí que le harás
presente
con tu propia vida.
***
¿Qué tal si dejamos de buscar
mi felicidad o la tuya por
separado
y buscamos juntos
la nuestra, la de todos?
***
Cuando una propuesta se
realiza
para liberar del miedo, de la
desconfianza,
para alcanzar más gozo y
libertad,
ese un mensaje de plenitud, de
vida.
***
Es un desafío diario:
vencer la dureza, la opacidad,
dejándome traspasar
y habitar por la luz.
***
Quién pudiera vivir cada
instante
como una experiencia vital,
intensa, profunda, de
embeleso.
***
La zarza ardiente ante la que
debo
descalzarme y asombrarme
es la del sufrimiento,
la de la muerte sin sentido.
La de la pequeña ascua
encendida
de la esperanza.
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