La felicidad siempre acontece
de forma inesperada
y ofrece breves sorbos de
alivio y aliento,
durante el duro y exigente
camino de la vida
que conduce hacia la auténtica
libertad.
*
La felicidad se transforma en
paz
cuando tu bandera es la
solidaridad fraterna
y tu vida no tiene una mejor
compañía
que la de las personas que
solo pueden pagarte
con una sonrisa y una mirada
agradecida.
*
La felicidad no aparece por
los cantos de sirena
que nos ofrece la sociedad de
consumo
o por el deseo de tenerlo todo
al instante.
La felicidad está más allá del
disfrute,
acontece en la donación y el
servicio al otro,
en tu interior reconciliado
con la bondad.
*
La felicidad no proviene de
mejorar
nuestra imagen exterior con
cremas,
gimnasios, vestidos o con
photoshop,
sino en la aceptación de
nosotros mismos,
de nuestra edad, de nuestra
verdadera
imagen interior: quienes somos
en realidad.
*
La felicidad no sirve para evitar
los problemas,
los sufrimientos, las
dificultades de la vida…
sino por adquirir cada día la
serenidad necesaria
para saber esperar y superarlo
todo
con el mejor de nuestros
ánimos.
*
La felicidad no se alcanza
con el aislamiento personal,
sino en la entrega y la
donación,
en el encuentro, dejándonos
acompañar
por quienes nos ofrecen
el don inestimable de la
amistad.
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