Igual que las flores buscan la
luz para vivir,
yo anhelo el fulgor de la
presencia del amigo
para poder respirar y sonreír.
*
En estos tiempos de prisas y
de intentar
conseguirlo todo de inmediato,
deberíamos cultivar cada día
el arte del saber esperar.
*
Me es imposible vivir donde
habita el olvido.
Prefiero compartir mi vida
junto a los ninguneados y
excluidos,
que sobreviven por las cunetas
de la historia.
Desde la dignidad de tantas
vidas
transparentes, invictas,
eternas.
*
Nuestra más profunda humanidad
se revela
en la atenta escucha del otro:
sus gozos, sufrimientos,
anhelos…
*
En medio del mar agitado de la
existencia,
lo que nos afianza para
reflexionar
y no perder el rumbo de
nuestra vida,
es la cadena de la esperanza
unida al ancla de la justicia.
*
La gran meta en la vida,
(hacia la que estamos en camino),
es llegar a ser personas
“sintientes”,
es decir, que anhelamos
llegar a sentir en profundidad
empatía, solidaridad,
compasión, ternura…
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