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lunes, 17 de junio de 2019

Poemas breves






















Sé que un día resplandecerás
y no habrá que esperar
a que cruces el umbral y su sima,
sino a que te abandones
en mis brazos, a mis besos,
y respires entrecortada
y sonrías satisfecha, plena,
en tu rapto y embeleso.

***

Fue tan rápido y conmovedor
como un estremecimiento fugaz en la noche.
Pero le delató la estela que ardió
durante unos breves instantes tras su paso.

***

Solo tuvo que asomarse
al brocal de su mirada,
para contemplar el hontanar
que le brotaba por dentro.

***

En el desierto habitado de la vida,
por el puro capricho del viento,
apareceré y desapareceré
dejando una leve,
pero nítida huella
sobre la arena del recuerdo.

***

Reconozco desde muy adentro tu voz,
cuando me llama incitante
para encontrarnos en nuestro rincón secreto,
desprovistos de anhelos y misterio.
Porque tu presencia palpita ardiente
en mis manos y atrae mis labios.
Al fin latente, profunda hasta el delirio.

***

Solo palpitaba en su pecho un anhelo:
aquel encuentro que siempre se demoraba.
Y, lentamente, se iba mimetizando
con su propia ansiedad,
sin deleitarse ni un instante
en el ardiente color de la pasión
que encendía a su alrededor la vida.

***

Su única intención era pasar desapercibido,
en sigilo, con suma discreción.
Así se fue difuminando, ocultando,
mermando…
Hasta que un día, comprobando inquieto
que no pasara nadie,
antes de doblar una esquina,
acabó, al fin, paso a paso por desaparecer.

***

Tu cuerpo rebosa
de tal luz y calor
que mis manos me arden
cuando te toco.

***

En el principio,
cuando ni siquiera la nada existía,
se produjo un inmenso resplandor,
que dio origen al espacio y al tiempo.
Todavía continúa reflejado
su destello en mis pupilas, 
su eco resuena en mi interior
y las brasas de su hoguera
mantienen encendida
la llama de mi corazón.




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