Me cautiva el lento desvanecimiento
de la luz tras el crepúsculo encendido,
de la luz tras el crepúsculo encendido,
la leve penumbra de la incertidumbre,
la magnética caricia creciente,
la magnética caricia creciente,
el callado misterio de mi claustro interior,
la serena certidumbre de tu mano,
la serena certidumbre de tu mano,
la presencia que en mí respira
y pervive pese a la sangre y la fragilidad.
y pervive pese a la sangre y la fragilidad.
Pero en este breve instante, nada
hay que me atraiga y seduzca más
hay que me atraiga y seduzca más
que la dócil y embriagadora
fascinación por la palabra.
fascinación por la palabra.
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