El rocío del amor
Después de caminar tanto tiempo a oscuras
no hay nada como una mano amiga,
cuya luz brille sobre ti y te ofrezca consuelo.
Después de tantos sinsabores y anhelos
es necesario conducir tu propia auriga
y escuchar tu nombre desde la sonrisa más pura.
Qué más puede pedir cada mañana luminosa
que sentir su ternura y la humedad de sus labios,
cien años nunca dura el mal, ni sus resabios,
pues el rocío del amor te asombra con su forma más hermosa.
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