Los sueños de este invierno y de su herrumbre
permanecen desconsolados
ante el umbral de la incertidumbre.
Pero los sueños auténticos de la pasión
vislumbran lo posible,
lo que puede llegar a su sazón.
Sueños que aúnan para la libertad.
Sueños que alientan y convocan.
Sueños abiertos a un horizonte de paz,
que invitan a caminar y nos provocan.
Sueños que desvelan el misterio.
Sueños que se sueñan
con los ojos despiertos al ensueño.
Sueños que ofrecen pleno sentido a la vida.
Sueños de lo que todavía no es,
pero que llevan en su entraña la herida,
la simiente de lo que será a la hora de la mies.
Sueños que más que evocar
el más íntimo subconsciente,
te estimulan, te reviven, se presienten.
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