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domingo, 18 de diciembre de 2011

Manos

Es tan profundamente humano
echar al que lo necesita una mano,
abrir tanto el corazón como las manos,
ganarse el alimento con el sudor de las manos. 
Resulta tan entrañablemente cercano
tener ante la lágrima el pañuelo a mano,
acariciar delicadamente su mano,
levantar del desconsuelo con las dos manos.
 
En estos momentos de giro copernicano
me encanta alcanzar las estrellas con la mano,
hacer dibujos en la arena con la palma de mi mano,
calcular mis pertenencias con los dedos de una mano.
 
Y aunque mi cabello ya espejee entrecano
vibra cada día más la pasión entre mis manos,
sueño cada noche con la ternura de sus manos,
siento mi espíritu derramarse por las yemas de mis manos.

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