Ojalá alcance mi mirada la promesa y su
horizonte,
la transparencia del cristal de mi
ventana
hecha presencia y cercanía, desde la
cima del monte
o la frondosa senda del valle que
conduce hacia el mañana.
Ojalá se desvanezcan las tinieblas más
sombrías,
los gélidos vientos del abandono y la
desolación,
con el calor de las manos que ahuyenta
las noches frías
y la pureza del abrazo que alivia la
pena y la desilusión.
Ojalá se derriben los muros de la cruel indiferencia,
se superen los miedos, las desconfianzas,
el encubrimiento,
y se recuperen el rocío de la ternura y
el don de la coherencia.
Ojalá podamos extender el bálsamo de la
justicia y la compasión,
soñar con los ojos abiertos y derrochar
pasión y sentimiento,
y entonar emocionados, mientras caminamos
juntos, una canción.
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