Mientras las pardas hojas de otoño
alfombran las aceras húmedas y frías,
contemplo un instante cómo sobresale,
por encima de un muro cualquiera,
erguida, acicalada, única, mostrándose
recién amanecida en todo su esplendor,
la nívea rosa bañada de rocío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario