Te dije aquella tarde,
sin saber a lo que me exponía:
atráeme.
sin saber a lo que me exponía:
atráeme.
Y me dejé fascinar y seducir
hasta llegar a alcanzar
la dicha de enmudecer.
hasta llegar a alcanzar
la dicha de enmudecer.
Mientras, mi mirada
rasga la niebla,
tan densa.
rasga la niebla,
tan densa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario