Los helechos de un tiempo marchito
te cubren, ocultan y protegen.
te cubren, ocultan y protegen.
No, ya no es el mismo agua
la que se desliza hoy sobre tu piel.
Ni el mismo sol
que te deslumbró ayer.
Ni las caprichosas caricias
de esta hora, tan ausentes.
la que se desliza hoy sobre tu piel.
Ni el mismo sol
que te deslumbró ayer.
Ni las caprichosas caricias
de esta hora, tan ausentes.
Has ido puliendo tus palabras,
postergando la sonrisa y la pasión.
Tus noches se vuelven eternas,
febriles, sin sueños, ni ardor.
postergando la sonrisa y la pasión.
Tus noches se vuelven eternas,
febriles, sin sueños, ni ardor.
Todo nace, todo crece en ti…
pero se demora entre las ramas
de un árbol abatido sobre tu manantial,
su corriente detenida, estancada.
pero se demora entre las ramas
de un árbol abatido sobre tu manantial,
su corriente detenida, estancada.
Vives suspendida en los márgenes,
reviviendo primaveras, hojas marchitas,
anhelos insatisfechos, batallas perdidas.
reviviendo primaveras, hojas marchitas,
anhelos insatisfechos, batallas perdidas.
Y aun así, entre la espesura de los días,
sigo aguardando que renazcas
de tus propias e inasequibles sombras.
sigo aguardando que renazcas
de tus propias e inasequibles sombras.
Cuidando delicadamente
la frágil semilla de la esperanza.
la frágil semilla de la esperanza.
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