Las miradas se quedaron
convertidas en cenizas.
convertidas en cenizas.
La mayoría han permanecido
pétreas, frías.
pétreas, frías.
Pero algunas, todavía,
resisten candentes
–aisladas, persistentes–,
capaces de avivar
el ardor y sus brasas.
resisten candentes
–aisladas, persistentes–,
capaces de avivar
el ardor y sus brasas.
Por el aliento, la brisa,
el viento que brama
desde los desiertos habitados.
el viento que brama
desde los desiertos habitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario