Lento como el tiempo,
firme como la roca
o impetuoso como el viento,
en largas noches de sosiego
y ardientes uniones
de cuerpos y esperanzas.
La cercanía y la posesión destructora,
la palabra y las manos compartidas,
la brisa plateada en la tierna caricia
del recuerdo convertido en presencia.
Nuestras vidas, que se transforman
en sangre, cariño y pasión
son como una promesa, quizá
-con la fuerza del amor-
una certeza…
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