El tiempo nos va escribiendo en la piel
cicatrices, pequeñas heridas, manchas
visibles de la edad y la ternura, sutiles
huellas de amor y muertes cotidianas,
marcas de guerra, surcos trazados con
besos y caricias. Geografía emocional,
mapa del tesoro que late en lo profundo.
El tiempo escribe cartas desde el pasado
y el cuerpo las va guardando una a una.
Porque tiene memoria, la piel. Y guarda
el recuerdo de todo aquello que pasó y
traspasó cada poro, cada fibra, sereno
cauce, largo y hermoso poema de amor
encarnado. El tiempo nos va escribiendo
en cada iris, en cada mano, en la huella
que sobre la tierra deja cada insecto.
Escribe el tiempo y va dejando misivas
por si acaso un día aprendemos a leer
por si un día al fin aprendemos a leernos.
(Teresa Sánchez Carmona)
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