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domingo, 4 de marzo de 2012

El silencio


Tan sosegado,
el silencio.

Al fondo
sonidos de cláxones,
llamadas sin respuesta, sirenas.

Pero caminando
entre eucaliptus, pinos,
abetos y almendros,
solo los variados
trinos de las aves
se deslizan en mi interior,
inundándolo de melodías.

Una cálida melancolía,
una caricia suave en el alma,
un momento inusitado de paz
posterga el polvo del camino,
el cruel lamento de la ciudad.

Los pasos agitados
de los caminantes
se alejan presurosos.

Mientras, yo me quedo a solas,
contemplando más allá
de las altas copas y los pétalos,
abrazado, seducido
por el rumor quedo
de este fascinante silencio.

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